Una visita a Pompeya puede hacernos pensar que el romano de a pie habitaba generalmente en la típica vivienda pompeyana- algunas de dos pisos- con su atrio, jardín y demás. De ahí la necesaria visita a Ostia que nos puede dar una información compensada de este tema, pues aquí proliferan las insulae.
Como sucede en la mayor parte de las grandes capitales europeas, como Roma y Atenas, los vestigios menos imponentes y frágiles han quedado sepultados bajo las constantes remodelaciones arquitectónicas y urbanísticas de épocas posteriores
Por otra parte, el lucro de los especuladores hacía que se escatimaran en los materiales de la construcción de las viviendas, con muros de cuarenta y cinco centímetros sustentados sobre superficies de unos trescientos metros cuadrados que las hacía muy inestables – lo ideal hubiera sido quizá una superficie de unos ochocientos metros cuadrados- y se elevaban a alturas de hasta seis pisos con un materiales en el que la madera y un exceso arcilla competía con ventaja con el ladrillo y propiciaban fuego y hundimientos
Afortunadamente nos queda la insula del ara Coeli que emerge desde lo que debió ser el antiguo suelo de Roma que queda unos metros por debajo de la calle actual, junto a la escalinata de la Iglesia de Coeli y el Monumento a Víctor Manuel II cerca de la Plaza de Venecia, aunque imperceptible si no es por el campanario que aún permanece de la Iglesia románica de San Biagio que se sirvió de sus fundamentos. Nos encontramos ante unos de los escasos restos de esos miles de bloques de apartamentos que pulularon por esta populosa ciudad que Cicerón definía como ciudad construida en el aire
En la planta del edificio de la insula se ven las tabernae del siglo II en ladrillo, y el dueño viviría en el primer piso
Se observan tres pisos completos y un cuarto que no debió ser el último con una escalera interior medieval
Se supone que en esta insula llegaron a vivir unas cuatrocientas personas. Los que vivían en la parte superior debían subirse a pie sus interminables escalones pues no disponían de ascensor. Juvenal nos dice de otra insula que él se arrastraba por doscientos peldaños antes de llegar a su buhardilla.
El complejo puede ser visitado bajo el suelo del Palacio del siglo XV degli Specchi, ocupado por una bliblioteca municipal
Pos tantas epulas et
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